En la actualidad, cuando Emilio Pettoruti aparece en las
noticias de primera plana, es por la venta de alguna de sus obras. Si fuera por
alguna exposición, por una disertación o conferencia o muestra, ocuparía un
cuadradito pequeño en la sección espectáculos. Además ya ningún crítico se
anima a denostar su obra como cuando aún vivía.
Cuando alguna de sus obras se vende en París o New York, los
rematadores se encargan muy bien de buscar posibles interesados, todos ellos de
muy buen nivel adquisitivo.También se encargan de quedarse con un interesante porcentaje del remate.
Es allí cuando la gente pregunta, ché, no tenes algún cuadro
de Emilio?
Y, por supuesto, que a la pregunta sigue (sin aguardar la
respuesta) “….vendelo y te salvás!…”.Entiendo a la gente. Está muy mal.
Pero les aclaro que si tuviera algún cuadro, no lo vendería. Y no lo vendería no porque sea un conocedor del arte abstracto o un amante de la plástica. Simplemente no lo vendería por afecto.
Ese afecto que viene de familia. Del mismo modo que mis padres no se deshicieron del triciclo de mi infancia, ni siquiera de mis pésimas composiciones de la primaria. Y por favor, esta comparación no debe interpretarse peyorativamente en contra de Emilio.
En el mundo del arte, pareciera que cada pintor vale por el precio de venta de sus cuadros, pero eso es un invento del comercio. De las compañías de seguros. De los rematadores. De las grandes galerías internacionales. Es una irrealidad creada para valorar en pesos algo que es invalorable.
Además la prueba mas contundente de todo ello es la vida austera y sencilla que han tenido la mayoría de los artistas plásticos, quienes en vida, apenas han podido pagar la pensión donde vivían.
Entiendo que el mundo
actual valore a los artistas plásticos por el valor de reventa de sus cuadros,
pero hay millones y millones de personas en todo el mundo que todos los días se
maravillan frente a alguna obra, sin necesidad de comprarla. Los que gastan
fortunas en obras de arte son muchísimos menos, apenas un puñado, y simplemente son inversores.
Que mundo raro!
Que mundo raro!
1 comentario:
Hola Juan, mucho gusto. Soy Ximena Pascutti, periodista de la revista Rumbos. Me sorprendió gratamente conocer tu blog, coincido en tu mirada social del arte y el respeto al artista. Estoy preparando una nota sobre Pettoruti, para sacar en octubre, que tiene todo que ver con lo que planteás aquí. Te dejo mi mail, por favor escribime así te cuento bien. ¡Un abrazo!, Ximena
xpascutti@revistarumbos.com
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